LOS PIES

LOS PIES

viernes, 19 de marzo de 2010

LOS PIES

Los pies
: Los grandes olvidados del cuerpo
Su descuido puede provocar problemas graves en sus huesos, en las piernas y en la columna vertebral
Más del 80% de la población sufre algún problema en sus pies. Y es que, a pesar de que cargan con el peso del cuerpo durante todo el día y de que junto con las manos, son los elementos mecánicamente más complejos del cuerpo humano, son una de las partes del mismo más olvidadas. En total, 26 huesos, 19 músculos, 33 articulaciones y más de 100 tendones constituyen nuestro principal punto de apoyo, y son muy pocas las personas les proporcionan el cuidado y la atención que se merecen.
Ante todo, higiene
Lávese los pies a diario y séquelos muy bien, sobre todo entre los dedos. Al menos una vez por semana sumérjalos en agua caliente con jabón y sal. El baño no debe superar los 10 minutos, pues el agua caliente ablanda la piel, lo que favorece que se introduzcan los hongos. Termine el baño alternando agua fría y caliente para estimular la circulación sanguínea.
Aproveche para limar callos y asperezas con una piedra pómez o una lima ancha. Elimine la piel reseca y las callosidades menores con un gel exfoliante.
Corte las uñas de los dedos de los pies con un cortauñas o con unas tijeras especiales. Hágalo de forma recta para evitar que se encarnen, y nunca muy cortas. Si padece de diabetes o problemas circulatorios, extreme los cuidados porque es más propenso a la infección.
Aplíquese una crema humectante en los pies y las cutículas de las uñas. Si lo prefiere, espolvoréelos con polvos talco (use uno que sea antiséptico).

· Dedíqueles unos minutos al día
Examine sus pies regularmente. Preste atención a los cambios en el color y la temperatura de los mismos. Busque el aumento de grosor o cambio de color de sus uñas (puede ser una señal del desarrollo de hongos), controle las grietas o cortes de la piel. El desprendimiento o pelado de la piel en la planta de los pies o entre los dedos podría indicar la existencia de hongos (pie de atleta).
No ignore el dolor de pies, no es normal. Si persiste el dolor, consulte a un podólogo o a su médico.
Evite caminar descalzo, sus pies tendrán más riesgo de lesión y de infección. En la playa o cuando esté expuesto al sol, utilice siempre protector solar en sus pies como en el resto de su cuerpo.
Si tiene verrugas, callos, juanetes o uñeros póngase en las manos de un especialista. No use lociones, ungüentos y remedios caseros.
Masaje a diario la zona trasera de la pierna, es decir, el gemelo. Mejorará el retorno venoso de la zona y conseguirá que sus pies tengan mejor aporte sanguíneo.
Elija calzado adecuado
El peso corporal debe repartirse de forma equilibrada, y los tacones demasiado altos lo impiden, causando lesiones a nivel del Talón de Aquiles, que es el que soporta la mayor parte del peso. Evítelo utilizando tacones de dos o tres centímetros de altura como máximo. Si, además, son anchos, el cuerpo tendrá mayor estabilidad. No use puntas estrechas, son las responsables de los dolorosos juanetes.
No abuse del calzado deportivo, pues como su nombre indica, sólo es para hacer deporte. Elija el calzado en función de la actividad que va a realizar con él (trabajar, andar, bailar, correr, etc.).
Las suelas deben ser resistentes y flexibles con una buena superficie absorbente, acolchadas para absorber el impacto que se produce al caminar por terrenos duros.
No espere a que los zapatos cedan con el uso. Cuando compre zapatos, hágalo siempre a última hora de la tarde, cuando los pies están más hinchados. Evitará comprar zapatos demasiado estrechos que a la larga le originen callosidades y durezas.
El calzado debe ajustarse perfectamente a los dedos y a los talones. Nunca debe salirse el talón por detrás del zapato, ni tampoco debe quedar el pie suelto dentro del mismo, puesto que podrían producirse rozaduras y ampollas.
Los dos pies nunca son del mismo tamaño, compre siempre el número que se adapte al mayor de los dos. Si hay mucha diferencia entre un pie y otro, coloque una plantilla en el que le quede más ancho para igualarlos.
Los materiales sintéticos favorecen la producción excesiva de transpiración y el aumento de bacterias causantes del mal olor.
Utilice más de un par de zapatos y alterne su uso, no utilice los mismos todos los días. Evitará tener siempre las mismas rozaduras, callos o ampollas.
Deseche los zapatos en cuanto hayan dado mucho de sí y, sobre todo, si el pie tiende a salirse de ellos.